martes, 12 de junio de 2018

Premio Javier Tomeo - Categoría Comarcal - Ganador


DÍA DEL PADRE (TELÉMACO) -  Gregorio Royo Bello


Te emperraste en que no bajara a la mina. Era tu manera de salvarme, de salvarte. Como si el  cemento y los ladrillos no rompieran las espaldas, igual que el pico y la pala, como si el andamio no tuviera tratos con la muerte. Te creías indestructible, tu, que cada día que cogías en morral con la comida, era como si te despidieras de nosotros, como si no hubieras de salir del agujero. ¿Te resultaba emocionante acaso volver renacido, sentirte el héroe cuando te recibían con caras de alivio? También tú podías haber preferido ir a la obra en lugar de enterrarte en ese infierno negro. Da por sentado que madre sufría lo que nunca podrías soportar, quedar sola, y yo, quedar solo con responsabilidades que no me corresponderían. Ya sé que nada tiene sentido sino el que nosotros damos a las cosas. Sé que, ahora que sales de la mina, me toca entrar a mí, no hay otra opción, si quiero salvarme, salvarte.







Premio Javier Tomeo - Categoría Infantil - Accésit


MAMÁ ALPISTE - Cristina María Petrirena Sánchez


“Ávila es para mí como mi madre, a la que perdí allí cuando tenía cuatro años”. Desde entonces vivo con mi padre, en una vieja casucha a orillas del Adaja. No voy al colegio pero todos los días me acerco al molino de enfrente a jugar con las palomas. Mi padre no lo sabe y os pido que no se lo contéis. Mi paloma favorita es una de plumas blancas y patas rojas. Ella es la que todas las tardes hace llegar a mis manos cartas de parte de mi madre. Ella las dejó guardadas en nuestra antigua casa, una por cada día del año. Todos los días, “Mamá Alpiste”, mi paloma preferida, se cuela por una ventana rota y coge una de ellas. Yo la espero ansiosa junto a la ventana del molino mientras veo las aspas pasar delante de mí. Me encanta que me quede un trocito de mi madre, a pesar de que esté muerta. Este es mi mayor secreto, por favor, no lo contéis.







Premio Javier Tomeo 2018 - Categoría Infantil - Ganador


LA NIÑA Y EL DRAGÓN -  Iker Ingelmo Zárate



En una aldea llamada Ertolia en Australia, una pequeña niña de nombre Anabeth jugaba con unos chicos, cuando se percató de un movimiento en el bosque prohibido. Se adentró con cuidado armada con un palo, de repente oyó una voz:

–¡Anabeth, vuelve aquí!

Se dio la vuelta y le contestó a su madre titubeando:

–Lo… lo siento. Había algo ahí, en el bosque.

–Serán imaginaciones tuyas. Ya sabes que tienes mucha imaginación.

Pero no la creyó y esa misma noche se adentró otra vez en el bosque. Esta vez con una escopeta de su padre. Otra vez ese ruido. Como pasos, pero más grandes y más fuertes. De repente empezó a oler a quemado y oyó un resoplido. Se dio la vuelta lentamente y entonces lo vio: un dragón del tamaño de una de sus casas de largo y de ancho como cinco niños de su edad.

Gritó. Volvió a la aldea gritando todavía:

–¡Un dragón, un dragón!

Su madre la vio corriendo con la escopeta en la mano y fue diciendo hacia ella:

–Te dije que no entraras en ese bosque… pero…

De repente se percató de que en los ojos de la niña había miedo, mucho miedo. Suavizó un poco la voz:

–¿Qué ha pasado?

–¡Un dragón!

Al día siguiente todo el pueblo fue al bosque prohibido. Ahí buscaron al dragón para darle caza. Lo encontraron, asustado, dentro de una red. Anabeth se le acercó con un puñal y para la sorpresa de todos, cortó las cuerdas. El dragón emitió un rugido, suave, como diciendo gracias, y la niña le dejó ir. Al percatarse de que todo el pueblo la estaba mirando, dijo:

–¿Qué? Al verlo así, tan asustado, me ha recordado a mí.

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Premio Javier Tomeo 2018 - Categoría Juvenil - Accésit


REFLEJO - Ana Alonso Atienza

A usted Señor Espejo, por sentirse el más sabio de todos. Por observar todo con esos invisibles aunque gélidos ojos que dan rienda suelta a una estereotipada sociedad. Que solo busca el placer que le da observar las lánguidas lágrimas que por el rostro caen a aquellas personas que se refugian en él. Que destruye la felicidad y que le cuesta reconocer que solo es un objeto.

A usted, que deja y ve morir a los suicidas. Que observa y refleja crímenes con su fría inmunidad hacia dichas situaciones. Por ser rey del narcisismo.

A usted Señor Espejo, por limitar la creatividad y forjar cadenas de esclavitud. Que moldea guerras. Por reírse de los pobres. Que le gusta que le observen durante horas y criticar sin pensar en los otros; solo en sí mismo.

Sí, a usted es al que hablo; que deseo que se pudra. Que seamos nosotros los que le lancemos escupitajos en vez de al revés, que le golpeemos con palos y piedras. Que lo hagamos mil pedazos y que nos liberemos de las esposas para que, por una vez por todas seamos libres de hacer lo que queramos sin preocuparse por el qué dirán.







Premio Javier Tomeo 2018 - Categoría Juvenil - Ganador


ÁFRICA - Javier Navarro-Soto Egea. 


África temblaba como nunca antes lo había hecho. Las manos entumecidas, el rostro surcado por las lágrimas, la boca entreabierta tratando de balbucear algunas palabras de auxilio...

Todo en ella era un grito de terror, una llamada desesperada.

Y, sin embargo, nadie se dignaba a ayudarla.

No era la primera vez que ocurría algo parecido. Llevaba siendo así desde hacía tanto, tantísimo tiempo que ni siquiera era capaz de recordar cómo había comenzado.

No recordaba nada, en realidad.

Había dejado su mente en blanco.

Únicamente se centraba en su pulso acelerado, su respiración agitada, la ansiedad recorriéndole las venas hasta impregnar su interior de aquella angustia que tan poco soportaba.

Y ahora...

Todo temblaba.

El humo teñía el cielo de un gris sobrecogedor. Un gris que anunciaba la llegada del fin, que transformaba el sueño en pesadilla y la pesadilla en realidad. Había algo que le aterraba. Algo de verdad. De ignorancia, de «mejor nos damos la vuelta, que así no vemos nada», de la injusticia alzándose como la bandera.

Pero África no podía hacer nada.

Tan solo sollozar, agazapada en un rincón, y rezar para que terminara lo antes posible.

La décima bomba cayó sobre el continente.

Y África tembló de nuevo.






Premio Javier Tomeo 2018 - Categoría General - Accésit


DOBLE PENA - Harold Rodríguez Torres


Había el mismo ambiente de todos los funerales: lágrimas, tristeza, ese abrazo esperado, la predominancia del color negro, en fin. En una de las sillas frente al féretro, Luis del Bosque yacía con el dorso inclinado hacia adelante, con los codos apoyados sobre sus piernas y con la cabeza descansando entre sus manos, de modo que le ocultaba su dolor al mundo. Pero todo cambió cuando todos los presentes enfocaron sus miradas hacia al dolido Luis del Bosque cuando, éste y con emoción exagerada se levantó de la silla y grito: “¡gol!”. La viuda lo miró durante un instante e indecisa comenzó a acercarse. El murmullo de los presentes no tardó en pronunciarse, adelantaban para sí lo que se sería esa inminente recriminación, el regaño, la cantaleta, el justo reproche. Cuando estuvo frente a Luis del Bosque, buscó en su oreja el diminuto audífono y lo acercó a su oído. El narrador aún elogiaba la ingeniosa jugada, el magistral pase, la impecable anotación del equipo azulgrana. La viuda chasqueó la boca, devolvió el audífono y con la voz suave, calmada se dijo así misma: “¡maldita sea!”.





Premio Javier Tomeo 2018 - Categoría General - Accésit



BUEN GUSTO - Francisco José Pascual Sánchez

Presumo de tener toda la paciencia. Desconozco las prisas. Solo deseo que quien me tome en sus brazos, lo haga porque de verdad le gusto, y que me ame, cuide y malcríe. Yo me entrego por completo, puedo proporcionar agradables ratos de placer; ser ardiente, sensual, violento o pacífico. Lo cierto es que, quien me acabe poseyendo, experimentará sensaciones inimaginables.

Me encantan las caricias y los halagos, que me hagan lisonjas, me ensalcen, me pongan por las nubes, pero si esto no se produce, tampoco pasa nada; ya llegará mejor ocasión. Aunque estoy de acuerdo con eso que dice que "la verdadera belleza está en el interior", el exterior también resulta ser importante, por desgracia. Es igual que los buenos platos, que, por exquisitos que sean, tienen que entrar primero por la vista. O los vinos, que, antes de llegar al paladar, deben pasar también por la aduana del olfato. Soy capaz de disparar la fantasía de cualquiera y que acudan a la mente amores, lances y aventuras imposibles.

 Pese a todo, sé que soy bastante desconocido, pero tengo vecinos y amigos muy principales y famosos. Todos somos del mismo gremio, estamos de acuerdo y nuestro pensamiento es el mismo. Llegamos a la conclusión de que mientras no haya nadie que nos aprecie de verdad, mejor nos quedamos, aunque sea cubiertos de polvo, tan ricamente en nuestras estanterías.







Premio Javier Tomeo 2018 - Categoría General - Ganador



 UN CORAZÓN DE ORO  -   Raúl Clavero Blázquez


Mi padre nos abandonó cuando yo aún no había nacido. Mamá, sin embargo, nunca me transmitió la impresión de que le guardara una pizca de rencor, nunca me contagió de la pena o de la angustia o de la rabia que pudiera sentir, muy al contrario, siempre me lo describió como un tipo educado, extremadamente íntegro, tan bueno que todos los vecinos con frecuencia decían de él que tenía un corazón de oro.

–Lo empeñó en el Monte de Piedad para que pudiéramos comer – solía repetir mi madre - y, claro, a los pocos días tuvo que marcharse de casa. Y es que ya se sabe que los hombres descorazonados no están hechos para vivir en familia.

Aquella historia fantasiosa y recurrente se perdió durante años en la bruma de mi pasado, y sólo he vuelto a recordarla hoy, al ver en el catálogo de la subasta un colgante de oro con forma de corazón. Estoy seguro de que he pagado por esta joya mucho más de lo que vale pero, ¿qué otra cosa podía hacer?

Cuando me la han entregado he creído notar que temblaba entre mis manos, como un pájaro con las alas rotas, y después, en la residencia, han sido mis dedos los que han temblado al colocar el corazón alrededor del cuello de mi madre.

–Es el de papá – le he dicho.

Y entonces ella me ha mirado, y ha sonreído levemente, como si me reconociese, como si se estuviera dando cuenta de que al fin, por primera vez en toda nuestra vida, estamos los tres juntos.




MOMENTOS DE LA ENTREGA DE PREMIOS JAVIER TOMEO 2018